El Gobierno no quiere reformar la Constitución, él sí; el oficialismo defiende el acople, él demanda eliminarlo; el peronismo no quiere el voto electrónico, él pide que se lo aplique; Alperovich, sorprendentemente, hoy parece ser el principal opositor.
Ni siquiera la oposición real se atrevió a tanto. Reniega precisamente de todo lo que él mismo apuntaló con un “me equivoqué” muy poco convincente. Un mensaje dirigido a quien cree que puede adherir a su eventual postulación por fuera del PJ: la gente; no a los dirigentes, de los cuales también renegó. Lo que es coherente con repudiar los acoples, que no son más que boletas de referentes territoriales encabezando un partido desconocido.
A Alperovich siempre le disgustaron los políticos, lo que es precisamente Jaldo y con quien, públicamente y por primera vez, admite que está peleado. El vicegobernador contiene a dirigentes en un entramado territorial que abarca el interior. Lo que hizo el senador fue identificar al enemigo interno, no para él, sino para que se entere el resto del peronismo, para que los militantes definan con quién van a estar. Ese mensaje, además, tiene un destinatario en especial: Manzur. El ex mandatario trata de entrampar a quien definió como un amigo, “a quien puso en el Gobierno”. Dejó en manos del gobernador la responsabilidad de la lealtad o de la traición, de romper; pero le avisó: si lo hace, él sale por fuera del PJ encabezando otra fórmula. Será otro opositor, pero distinto, porque buscará los votos en el mismo espacio oficialista. No teme dividir al peronismo; según lo que expone. En suma, cantó “truco”. Hay que ver si los otros no le dicen “quiero”.